EL BIENHECHOR

 

¿Cómo puedo servirte? ¿Cómo puedo ayudar?

Es el bienhechor arquetipo de un amor altamente evolucionado, pues da sin anularse a sí mismo ni a los demás. Ya se ha construido a sí mismo y se siente tan completo que puede ofrecer su ayuda desinteresada y su amor incondicional a los demás. Este arquetipo de generosidad, humildad y sabiduría está presente en todo aquel que ayuda a crecer a otra persona; maestros, progenitores, psicoterapeutas, enfermeras, jefes y otros mentores que se entregan al cuidado y enseñanza de su protegido y que más adelante son capaces de procurarle alas, prepararlo para que aprenda a hacer las cosas por sí mismo, haciéndole fuerte, autosuficiente y en definitiva, libre.
En muchas ocasiones nos vemos obligados a actuar el rol del bienhechor cuando todavía no hemos terminado de crecer, entonces tras el aparente bienhechor puede que se oculte un huérfano herido, un mártir sufriente o la sombra de un poco refinado guerrero. En tales casos puede que sacrifique sus necesidades por las de los otros, que haga por los demás lo que estos tendrían que hacer por sí solos, que con su entrega persiga reconocimiento y aprobación, o que no sea capaz de establecer límites saludables; existirá un vacío o carencia de base que no le permitirá dar sin mutilarse a sí misma o al otro.
El Bienhechor contiene dentro de sí a su propio bienhechor interno, la buena madre interior a la que nos referimos dentro del arquetipo de la Madre Tierra, que escucha y satisface sus propias necesidades, y se procura sustento. Sabe cuidarse a sí mismo y gestionar su energía vital, de este modo cuidar a los demás no le deja exhausto.
Es generoso, humilde y también sabio. Su humildad y sabiduría radica en reconocer sus propios límites y prioridades, y en realizar satisfactoriamente las elecciones a las que se enfrenta como ser humano que es y no un dios omnipotente: ¿Dar aquí o allá? ¿Dedicarme a esta causa o a esta otra? ¿Cuál es mi dharma en este momento?
Su amor crece y va abarcando ámbitos en forma de espirales crecientes. Así como comienza desarrollándolo hacia sí mismo, irá expandiéndose posteriormente hacia su familia, a la comunidad, los más desfavorecidos, las plantas y los animales, a todo el planeta y a todos los seres.

“Mi religión es muy simple, mi religión es la bondad” (Dalai Lama)

El bienhechor podría considerarse arquetipo de un chakra corazón abierto y afinado, con un triángulo inferior equilibrado y a la vez un entrecejo desarrollado que le guía en sus elecciones.  Ambika Wauters menciona como arquetipo funcional de Anahata Chakra a El Amante. El Amante ama a los demás y se ama a sí mismo, se acepta tal y como es, considerándose un ser valioso, merecedor de recibir amor. El amante abre su corazón al amor, siente que él mismo es amor. Ama lo que es, acepta, perdona, y esta evolucionada y a la vez inocente actitud colma su vida de gozo, alegría y ligereza.

Poemas

El bello poema “Enseñarás a volar” de la Madre Teresa de Calcuta habla de esa entrega tan delicada del bienhechor que da, ayuda, cuida o enseña por el placer de hacerlo o porque siente que es su dharma o deber y , sin esperar nada a cambio, libera y empodera a sus protegidos.

Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.


Estos versos del poeta persa Hafiz hablan del Sol como máximo representante del arquetipo del bienhechor:

Después de todo este tiempo
el Sol nunca le ha dicho a la Tierra
estás en deuda conmigo.


Poema Tus hijos no son tus hijos del poeta libanés Khalil Gibran:

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad. 


Bibliografía:

  • S. Pearson, C. (1991). El Héroe Interior, Arquetipos de Transformación. Editorial Mirach.
  • Wauters, A. (1996). Los Chakras Y Los Arquetipos, un viaje hacia el autodescubrimiento y la transformación. Editorial Edaf.
  • S. Pearson, C. (1992). Despertando los héroes interiores. Editorial Mirach.

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